sábado, 27 de julio de 2019


UN DESEO…

Tengo como hábito tomar un lápiz y escribir pensamientos, nombres, palabras, estrofas de canciones que me encuentre repitiendo mentalmente. Es una manera entretenida de matar el aburrimiento mientras espero, hablo por teléfono o tengo que escuchar algo que no es de mi interés.
 Creo que algunos de esos escritos dejado descuidadamente en algún lugar, donde alguien pudo acceder, me expuso a la situación que relataré y que es tan extraña como excitante.
Hace un tiempo mi hermana me regaló una serie de libretas que habían dado de baja en su trabajo y que ella guardó para mí, eran de hojas blancas y espirales, porque no solo escribo, sino que además hago dibujos y figuras que achuro con lápices de tinta. Tengo una debilidad por los lápices, los cuadernos o libretas, tengo muchas, pero nunca son suficientes.
Con ellas me dí a la tarea de escribir cuanto deseo se me ocurriera, había leído en alguna parte que si escribías tus deseos te focalizarías en ellos y tu cerebro se daría a la tarea de cumplirlos y había otra versión que hablaba de “decretar” por medio de escribir estos, mezcle todo e hice mi propia teoría, escribiría por si algo mágico pasaba.
A veces nos reunimos con mis amigas, cuando esto sucede les saco el máximo provecho en una de estas juntas conversamos de sueños sexuales no cumplidos, entre unos tragos y la confianza propia de los años de conocernos salieron los más libidinosos sueños que podrán imaginar; tríos, cuartetos, orgías ,disfraces ,uniformes ,lugares.
Consumimos las horas hasta el amanecer, despidiéndonos con el compromiso de una nueva reunión y con la tarea de cumplir al menos un deseo durante el mes, era un gran desafío.
Debo confesar que tengo un alto nivel creativo lo que permanentemente me hace divagar, por esto me senté a escribir que deseo elegiría, tengo dos más recurrentes, quizás son una derivación de películas que he visto y que despertaron mi libido escandalosamente. El primer deseo era un encuentro sexual en un callejón y el segundo un encuentro con un hombre con uniforme, extraño…no sé, era mi fantasía. Las escribí meticulosamente en una de estas libretas y la dejé sobre mi velador porque me llamaba uno de mis grandes amigos al que nunca hago esperar, me anunciaba visita para el día siguiente, almorzaríamos, veríamos futbol, jugaba Chile, me pareció un excelente panorama.
Esa noche revisé la libreta y releí mi deseo: “Quiero encontrarte como si fueras un desconocido, vestido de terno, un sombrero de medio lado que sólo delinee tu rostro, yo llevaré un vestido liviano sobre el una paschmina. Será de noche, cuando vaya sola a mi casa, caminaré y al sentir tus pasos tras de mí, enlenteceré mi andar solo para encontrarte, subiré las escaleras de ese largo pasaje, te miraré avanzar desde el primer descanso, levantarás la cabeza y bajo el sombrero podré ver como la luz da en tu perfil, te conozco, sé quién eres y cuál es tu intención, seguiré subiendo y jadeando por el esfuerzo y la excitación de esta cacería. Al llegar a un poste de luz que nada ilumina me apoyaré a esperar tu encuentro, caminarás lento con la cabeza baja sin mostrar tu rostro, llegarás a mí, me atraparás entre el poste y el muro. Me dejaré cazar. Mientras nuestras bocas se encuentran, te besaré hasta que nuestros labios se separen con dolor y pasión, tus manos subirán violentamente mi vestido, mientras tu boca muerde mi hombro. Yo besaré tu cuello, mis manos entrarán en tus cabellos, en tanto la otra buscará con ímpetu tu sexo, que ya lo sentiré erecto y caliente. Tomaré todo lo que encuentre a mi paso y lo estimularé hasta sentirte gemir, bajaras por mi hombro hasta mis pechos, mientras mi pashmina se desliza hasta caer y mi vestido se abre irreverente. Morderás mis pezones latentes, mientras yo me esfuerzo en mantener el ritmo en tu sexo, tus dedos entrarán en mis calzones corriéndolos hacia un lado mientras yo en un gesto cachondo me muevo para levantar mi pierna apoyándola en el poste. Te expongo y entrego esta fruta que se presenta jugosa y dispuesta, tus dedos juegan a entrar y salir, pero no es suficiente, te quiero más apasionado, más caliente, gírame, me tomarás por la espalda, yo solo me apoyaré en el muro y podrás entrar.
Quiero que sean embestidas fuertes constantes, te quiero poderoso, poseedor. Mientras, yo apoyo mi cara sobre el helado muro y mis manos golpean en el llevando el ritmo del placer ¡será delicioso! Terminaremos juntos y me apretarás contra ti para que sienta como tiemblas en el orgasmo. Nos besaremos y te iras como viniste, como una sombra.
Era mi deseo…  ¿Cómo se cumpliría? no lo sé. A veces las cosas más increíbles se vuelven realidad, esa noche repasar mi deseo estimuló mi mente y el autoplacer es una forma exquisita de calmar la pasión. No tengo pudor ni prejuicios en esto por lo que luego de la plenitud vino el descanso merecido.
Me preparé para recibir a Claudio, a veces llega más temprano y juntos preparamos el almuerzo, compartimos historias, escuchamos música, contamos nuestras confidencias y reímos de buena gana. Lo quiero profundamente, es un buen hombre y mejor amigo, su problema es que ha elegido siempre erróneamente, su entrega ha sido sin medir consecuencias lo que ha hecho de él un “descreído del amor”.
Llegó directo a ver la previa del partido, yo veía un reportaje del noticiero que era importante para mi trabajo, así que le dije que mientras terminaba, prendiera el televisor en mi dormitorio. Como a los 20 minutos lo llamé para almorzar. Fue una tarde divertidísima, gritamos como si estuviéramos en el estadio, luego de eso partió y quedamos como siempre de hablar por WhatsApp y vernos próximamente.
Pasaron dos semanas, y un día viernes saliendo de mi trabajo, me dispuse a caminar un rato. Estaba un poco aburrida y quería estirar las piernas, tomé una pañoleta que siempre tengo en caso de que refresque la tarde y partí. Soy mujer sin temores, ni miedos, soy cuidadosa más no temerosa, por lo tanto, no me preocupaba caminar sola de noche.
Caminé por el paseo marítimo que une dos playas, estaba fresco y solitario, pensé en volver a mi casa y me dispuse a subir la escalera. Cuando comencé a subir me giré a ver el mar, suelo hacerlo desde ese lugar, es como flotar sobre él. Al final de la escalera te vi, debo confesar que me asustó, la imagen era como un mundo paralelo. El hombre, el terno, sombrero, ¿Qué estaba pasando?, tuve ganas de salir corriendo, pero tomé una actitud de seriedad, revisé mi teléfono, subí decidida pero expectante, sentí tus pasos a la carrera y resuelta me di vuelta con el fin de encararte. Cuando me di vuelta estabas más cerca de lo que pensé, quedábamos casi bajo el poste, que en realidad era una luz miserable, te dije- ¿me estás siguiendo? - a lo que no recibí contestación, y sin levantar la cabeza, me empujaste dejándome atrapada entre el poste y el muro. Comenzaste a besarme, yo solo cerré los ojos, no quería abrirlos, sabía que era mi teoría comprobándose. No quería ver al protagonista, sentirlo ya era exquisito, sus besos, sus manos, era una coreografía aprendida de memoria, cada gesto, cada caricia fue igual a lo escrito.
Nos tocamos, nos descubrimos, con calentura y ansiedad, la única diferencia es que al terminar la libido seguía insistiendo en dominar. Nos abrazamos, esperando a que te recuperaras, quería más, ni siquiera esperé tu venia, solo bajé hasta tu sexo y mi lengua te ayudo a recuperar la virilidad. Lamí hasta que depositaste en mi todo el fluido que blanquearon mi vestido, eres apasionado, eso lo suponía. Pusiste una rodilla en el suelo como en una petición de mano, levantaste mi pierna sobre tu hombro, dejándome abierta a tu mirada y presa de tu boca que no demoro en posarse sobre mí, dándome el más penetrante y soberbio de los orgasmos. Mi cuerpo fue recorrido por un rayo de luces y espasmos que me hicieron perder la noción del tiempo y el espacio.
 Nos separamos, arreglé mi ropa y partí sin mirar atrás, era un deseo, un sueño, no había nada que decir, todo estaba de más.
Siempre supe que eras tú, que habías visto mis notas, que mi fantasía la hiciste tuya, que compartíamos otro secreto del que nunca hablaríamos, no era necesario ni siquiera tomar un acuerdo de mantener el silencio, solo lo disfrutaríamos como dos desconocidos que se encuentran en algún callejón. Espero tu libreta, ya  sabes dónde encontrar la mía…tengo muchos deseos por pedir… 



9 comentarios:

  1. Es una historia llena de matices, de escenas creativas que nos invitan a fantasear y desear. Muy bonito relato que se puede disfrutar por su narración impoluta y su calidad en el vocabulario. Elegante, erótico y exquisito. Te felicito.

    Mil besitos con cariño.

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  2. Tus palabras me alegran y motivan,gracias bella,besitos.

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  3. mis pinceles están ansiosos de recorrer tela virgen...

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  4. Mais que delíciaaaaaa.
    Adorei, vou seguir esse
    BLOG.

    Beijos,



    .

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  5. Que fijación con los uniformes...
    Cuenta tus fantasias de incesto. Quiero saber como se humedece mi pluma al untarse en tu tintero.
    Don Juan.

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  6. Seudoincesto....nunca fuimos hermanos,solo muyyyy amigos'ahora más que antes

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  7. Seudoincesto....nunca fuimos hermanos,solo muyyyy amigos'ahora más que antes

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